CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ. 3: Y CON PALOS (REVOLUCIÓN)

Y tras el Paleolítico, el Neolítico y hay hasta Mesolítico y Calcolítico. Todo tan lítico. Tan de piedras. Y tan de palos. Hace unos doce mil años, ese Homo sapiens sapiens que tanto había aprendido de los animales que cazaba y de las plantas que recogía, comenzó a pasar suavemente de la mera subsistencia a la producción de sus recursos, y lo que hizo fue inventar la agricultura y la ganadería. Eso es el Neolítico, la primera revolución de la Historia. Tres zonas del planeta son los focos donde aquel prodigio de primer dominio de la Naturaleza tuvo lugar: el hoy tan problemático y febril Próximo Oriente, la Centroamérica más septentrional y el norte de China (la tantas veces llamada milenaria, como si no fuéramos todos milenarios).



El sedentarismo derrota a la vida nómada y, con los primeros excedentes de producción, surgen los primeros oficios (y no, el primero no fue ese que te imaginas, el que dicen el más viejo del mundo): ceramistas que moldean los primeros útiles domésticos, sacerdotes que son más o menos magos y que funden con los astros al ser humano que comienza a civilizarse, los guerreros que defienden a unas comunidades prósperas de otras que quieren serlo o serlo más… y los jefes a punto de ser reyes. 

Y los siervos.


Ya hay pobres y ricos. Miseria y poder. ¿Lo de siempre? Y ya están aquí las diferencias de género



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